El aumento de prescripción y uso de antibióticos (principalmente de aquellos de amplio espectro) es una práctica de riesgo para la aparición de resistencia antimicrobiana.

El uso empírico, profiláctico, sin confirmación microbiológica, la falta de decalamiento (cuando es posible), y el uso prolongado cuando existen pautas más cortas son prácticas habituales que favorecen este problema de salud pública

Reflexionar y corregir estas prácticas es un deber desde la medicina, para contribuir a controlar esta enorme amanaza para la salud pública, que afecta a personas, animales, plantas y al medio ambiente y nos puede dejar sin antibióticos efectivos a mediano plazo.

-> Datos sobre la resistencia a los antimicrobianos: aquí

 

Somos parte del problema pero también de la solución

 

Algunos enlaces de interés: